La plataforma de computación avanzada para automóviles utilizará la tecnología Drive PX 2 (basada en Pascal y ya presente en los coches de Tesla) y el futuro "superchip de inteligencia artificial" Xavier de Nvidia, que según la compañía podrá realizar 20 billones de operaciones por segundo con un consumo de 20 vatios. Se trata de un desarrollo de nueva generación y que teóricamente brindará mejoras muy sustanciales a nivel de eficiencia con respecto a las soluciones de conducción autónoma ofrecidas actualmente por Nvidia.
Según Bosch, su "computadora de inteligencia artificial de a bordo" entrará en producción a comienzos de la próxima década como muy tarde.
Nvidia está probando su tecnología de conducción autónoma en un prototipo bautizado como BB8.
Este acuerdo permitirá a Bosch vender la tecnología de Nvidia a cualquier fabricante de coches interesado en crear sus propios vehículos autónomos. Se da la circunstancia de que Nvidia firmó a comienzos de año una alianza similar con el proveedor de componentes ZF, lo que ilustra su creciente pujanza en este mercado. La estrategia de la compañía pasa por proporcionar a la industria automovilística y sus proveedores hardware y software de aprendizaje profundo, dejando en manos de su socios la creación de sensores y cámaras.
Los vehículos autónomos se han convertido en un mercado pequeño pero con un enorme potencial para compañías como Nvidia, que de otra forma vería limitado su crecimiento al relativamente estancado mercado de las tarjetas gráficas. Intel ilustró perfectamente esta tendencia hace apenas unos días con el pago de 15.000 millones de dólares para hacerse con Mobileye y convertirse en proveedora de sistemas de conducción automatizada para las grandes firmas del motor.