Bautizado como Drive PX Pegasus, este ordenador posee dos GPU pos-Voltade tipología indeterminada realizando avanzadas labores de procesamiento como reconocimiento de objetos, control de sistemas de abordo y monitorización de las circunstancias ambientales (lluvia, nieve, viento o irregularidades en el firme). Se trata de un paso muy importante para Nvidia, puesto que como señala AnandTech, la compañía solo ha comenzado a entregar ahora las primeras unidades Big Volta para clientes empresariales (y las tarjetas de consumo aún están lejos de las tiendas).
Vídeo promocional de la plataforma Nvidia Drive.
Los detalles técnicos sobre Pegasus describen el uso combinado de dos GPU pos-Volta y dos chipsets Xavier de alto rendimiento (que combinan una GPU Volta con una CPU ARM de ocho núcleos). El TDP es de 500 vatios, que es bastante elevado para este tipo de sistemas (aunque esta cantidad resulta relativamente trivial para cualquier vehículo eléctrico moderno). A nivel de procesamiento Nvidia señala que una IA puede trabajar con hasta 320 TOPS y sacar partido a un ancho de banda de memoria combinado de 1 TB/s.
Pegasus está diseñado para trabajar con un máximo de 16 cámaras, seis de ellas LIDAR. Como otros sistemas de conducción autónoma posee redundancias para evitar un accidente en caso de fallo, y curiosamente posee refrigeración por aire en lugar de un circuito líquido.
Pensado para los robotaxis del futuro
La importancia de Pegasus es notable tanto por la tecnología desplegada como por su aplicación. La capacidad de un vehículo para poder circular sin la intervención directa o indirecta de un ser humano se mide en cinco niveles, por lo que Nvidia se sitúa aquí a la vanguardia.
Como referencia, el famoso sistema Autopilot de Tesla sería un Nivel 2 (el coche es capaz de mantenerse en el carril, regular su marcha automáticamente y frenar si es necesario). El Nivel 5 supone ya olvidarse totalmente del volante. Sería más bien como subirse a un taxi o a un autobús. El vehículo es capaz de asumir cualquier posible eventualidad sin la ayuda de un conductor, hasta el punto de que elementos como el volante serían innecesarios.
Precisamente Pegasus está pensado para servir de cerebro para nuevos tipos de vehículos. De forma más concreta Nvidia persigue ya el mercado de los robotaxis y los camiones autónomos, que están llamados a revolucionar el transporte urbano y por carretera.
Los socios de Nvidia deberían disponer de los primeros kits de desarrollo durante la segunda mitad de 2018. Su despliegue en vehículos comerciales todavía no está programado. La disponibilidad de los primeros coches totalmente autónomos (con o sin la tecnología de Nvidia) dependerá en gran medida de cómo vaya evolucionando la legislación en materia de seguridad vial y conducción autónoma.