De forma más concreta, los anuncios considerados como molestos serán aquellos que no sigan las normas descritas por la Coalition for Better Ads, una asociación en la que también participan Facebook y Microsoft (así como grupos industriales del tamaño de Unilever) que tiene por objetivo mejorar la calidad de los anuncios de Internet para evitar su bloqueo indiscriminado.
Las compañías que quieran evitar el bloqueo de Chrome deberán diseñar su publicidad siguiendo una serie de pautas. Por ejemplo, los anuncios a pantalla completa, los interstitials (publicidad de gran tamaño intercalada en una página), los vídeos que reproducen sonido de forma automática y aquellos que muestran imágenes destellantes serán automáticamente filtrados por Chrome y no llegarán al usuario.
A fin de facilitar esta transición, desarrolladores y administradores pueden utilizar una herramienta llamada Ad Experience Report que proporciona capturas de pantalla y vídeos ilustrando la clase de publicidad que no será admitida por Chrome. También hay un código de buenas prácticas a su disposición.
En un principio no parece que el filtro de publicidad de Chrome vaya a estar asociado a una versión específica del navegador. VentureBeat cree que esta será una prestación activada de forma remota, previsiblemente comenzando por un pequeño número de usuarios antes de lanzarla con carácter global.
Extraña como pueda parecer esta situación, lanzando su propio adblocker la industria publicitaria trata de salvarse a sí misma. La pérdida de ingresos publicitarios ha resultado en la aparición de formatos de gran impacto pero extremadamente molestos, lo que a su vez han impulsado el uso de filtros muy agresivos y que directamente bloquean toda la publicidad que encuentran, sea o no intrusiva.