La noticia no significa que Intel esté a punto de crear su propia flota de coches autónomos. La fabricación de un coche desde cero es tremendamente compleja y cara. Por eso y como se apunta desde varios medios, probablemente Intel esté más interesada en aportar la tecnología que integra a un vehículo autónomo que en la propia construcción del mismo.
Intel ha comunicado que con dicha inversión ayudará a “impulsar los límites de la próxima generación en materia de conectividad, comunicación, aprendizaje profundo y seguridad en la carretera”. Dicho de otra forma, Intel quiere ser la compañía que procesa la transmisión de datos. De hecho, hace unos meses teníamos la primera pista de ello. BMW anunciaba que se asociaba con Intel y Mobieye para producir vehículos completamente autónomos con vistas al 2021. En este caso Intel dejaría la producción del coche en manos del fabricante alemán.
Aunque hoy en día ya existen coches que ofrecen diversas formas de automatización parcial (por ejemplo Tesla con su Autopilot), el concepto de coche completamente autónomo, algo parecido al coche que ha estado probando Google, es un nivel muy superior tanto en capacidad como en complejidad. Esta puede ser la razón de que Intel haya estado apostando en diferentes áreas hasta ahora ajenas a sus competencias, espacios donde se incluía la IA, el aprendizaje de las máquinas y lo que se ha denominado como el Internet de las Cosas.
Una carrera, la del futuro de la conducción completamente autónoma, donde muchas empresas del sector tecnológico no han dudado en apostar como un valor de futuro. A Intel y Google hay que sumarle otras como la propia Nvidia o el portal Baidu. Sin contar, claro está, con ese rumor que apunta a que Apple estaría interesada en su propio vehículo o en lanzar algún tipo de tecnología relacionada. Pistas que apuntan a un futuro en las carreteras donde tarde o temprano estarán gobernadas por coches que no necesitan de conductores.