La estructura general del Exynos 9825 no ha cambiado mucho con el salto de 8 nm a 7 nm EUV. Volvemos a ver un total de ocho núcleos en una configuración tricluster formada por cuatro cores A55, dos M4 Cheetah (personalizados por Samsung) y otros dos A75, si bien estos últimos funcionan a 2,4 GHz en lugar de a 2,31 GHz. La GPU se mantiene sin grandes cambios, repitiendo una Mali G76MP12 a una velocidad de reloj más elevada.
El resto de los componentes del chipset se mantienen en un principio inalterados. No hay cambios en las capacidades fotográficas y de vídeo del ISP, repite el soporte para módems 5G.
Cambios menores mientras Samsung ultima sus propios diseños ARM
A simple vista el Exynos 9825 se plantea como una mejora muy superficial en materia de prestaciones brutas. Lo realmente interesante vendrá de la mano de la eficiencia brindada por el nuevo proceso de producción de Samsung, que salvo sorpresas debería redundar en una mayor autonomía o en una ligera mejora de rendimiento manteniendo los valores actuales de forma aproximada. No hay porcentajes oficiales (Samsung siempre habla de la eficiencia general del proceso, no de la mejora a nivel de chipset), así que habrá que fijarse bien en los benchmarks.
La "transitoriedad" del Exynos 9825 resulta además curiosa si se considera que Samsung está totalmente embarcada en el desarrollo de sus propios chipsets de diseño interno compatibles con ARM, siguiendo así la exitosa estrategia de Apple con sus procesadores.
En ese sentido sabemos que está aliada con AMD para desarrollar las GPU de sus nuevos chipsets (la implicación del fabricante de procesadores ya es algo más confusa, puesto que no está claro si AMD tiene mano en el diseño o si simplemente licencia sus tecnologías y proporciona orientación adicional) de cara a un lanzamiento que ahora se prevé para 2021. Así las cosas, queda la duda de si la próxima generación de chipsets Exynos no seguirá depurando los diseños actuales de forma gradual antes de dar un salto mucho más significativo dentro de dos años.