El fallo, recordemos, tenía un doble origen. Por un lado la latencia de la caché L3 aumentaba un 300 % y por otro se realizaba una mala gestión de la política de núcleo preferente, que indica a las aplicaciones de un solo hilo que deben utilizarse en los núcleos más potentes del procesador (cosa que no estaba haciendo con la versión inicial de Windows 11).
Estos problemas resultaban sorprendentes tanto por el hecho de que habían escapado durante la fase de testeo como por el hecho de que los juegos se veían singularmente afectados, puesto que son muy sensibles a la latencia.
Recuperar el rendimiento de los sistemas afectados requiere la instalación de dos parches, uno lanzado por AMD y otro por Microsoft. Por la parte correspondiente a AMD, se debe instalar un nuevo driver de chipset que resuelve los problemas con la mala gestión del núcleo preferente. En cuanto a la actualización de Microsoft, su parche se ocupa de poner fin a los problemas con la latencia de la memoria L3.
El nuevo driver de AMD se puede encontrar en la sección de descargas del sitio web del fabricante, mientras que la actualización de Microsoft ya está disponible con carácter público a través de Windows Update. Según ambas compañías, tras su instalación deberían quedar totalmente resueltos los problemas detectados, aunque serán los benchmarks de los usuarios los que se encargarán de certificar su validez.
Si algún EOLiano se ha visto afectado por el fallo, puede compartir con las comunidad sus impresiones tras actualizar el sistema.