Según señala la agencia de noticias Bloomberg, que asegura haber visto la documentación pertinente, ARM ha dado a Qualcomm el correspondiente aviso de 60 días. La decisión, por tanto, ya está tomada, aunque sin duda ahora se iniciará una carrera frenética para evitar que la sangre llegue al río. Ni Qualcomm quiere ver su imperio convertido en cenizas ni a ARM le beneficia que se hunda uno de sus mayores baluartes en la industria, por más que empresas como MediaTek, AMD o Nvidia estar deseosas de ocupar el hueco que pudiera dejar Qualcomm.
Como cabe imaginar, esta medida no se ha tomado a la ligera, y obedece a una serie de desavenencias entre ambas compañías que tienen su origen en la compra de Nuvia por parte de Qualcomm en 2021. La compañía esperaba con esta maniobra mejorar su competitividad como fabricante de chipsets ARM para ordenadores personales, un mercado que anhela desde hace años.
De acuerdo con la defensa de ARM, Nuvia era licenciataria de los derechos de propiedad intelectual para el diseño de chips basados en su arquitectura, y tras su adquisición Qualcomm tendría que haber renegociado su propio contrato. Qualcomm, por su parte, asegura que su licencia actual ya cubre todas las actividades de la compañía, tanto las existentes anteriormente a la compra de Nuvia como las posteriores, y se niega a modificar su acuerdo en base a las exigencias de ARM.
Desde entonces, ARM ha mantenido la licencia de Qualcomm, pero no sin pelear en los tribunales. Una de sus maniobras ha sido exigir la destrucción de los diseños de Nuvia, que según la firma británica no pueden ser transferidos a Qualcomm sin permiso. Qualcomm tampoco está de acuerdo con esto, como era de imaginar, y de hecho, la CPU Oryon de los nuevos Snapdragon 8 Elite es en gran medida obra de Nuvia.
Sea como fuere, Bloomberg señala que la pérdida de sus actuales licencias no implicaría la desaparición de Qualcomm como fabricante de chipsets ARM. La compañía aún podría licenciar diseños base utilizando acuerdos individuales, pero eso dificultaría notablemente el desarrollo de nuevos productos y podría suponer el abandono de otros ya desarrollados.