Como en los coches, se trata de un restyling de mitad de ciclo. Manteniendo lo fundamental y trata de mejorar algunos aspectos donde ya no resultaba tan puntero, puesto que trata de situarse como un teléfono intermedio "con algo más"; un espacio que rivales como Xiaomi tienen muy dominado.
Procesador y pantalla se mantienen aparentemente inalterados, pero hay una nueva cámara trasera (el sensor principal salta de 25 a 48 MP) y la frontal puede disparar ahora a 32 MP.
El diseño de la carcasa también ha sido refrescado, sin variar unas dimensiones generales en las que vuelve a dar cabida a una batería de 4.000 mAh. En esencia, un rápido trabajo de chapa y pintura para seguir al día.
Precio y disponibilidad son por ahora una incógnita. A modo de referencia, el Galaxy A50 se puede encontrar en estos momentos por unos 250 euros. Se desconoce si lo sustituirá o si ambos coexistirán en el catálogo.
Por otro lado, Samsung también ha anunciado una versión remozada del Galaxy A30. Recibe el nombre de Galaxy A30S y es un gemelo del nuevo A50S, pero con unas prestaciones ligeramente más sencillas.
Su mayor reclamo es el hecho de que baja sus miras sin prescindir de elementos más o menos modernos como la óptica de triple sensor o lector dactilar integrado en pantalla (el A30 tenía/tiene una cámara doble y sensor dactilar trasero).
De nuevo, no hay precio ni fecha. El Galaxy A30 cuesta ahora mismo unos 240 euros.