Según la información cotejada por Kantar, Samsung movió el 24% de los smartphones comercializados el año pasado en España, seguida de Huawei con el 21% y el más pequeño pero aún destacable 12% de la madrileña BQ. Por debajo de la barrera del 10% se situaron Apple (8%) y LG (6%). El 29% restante se lo reparten un maremágnum de marcas conocidas y no que luchan por atraer la atención de un consumidor mayoritariamente inclinado por los dispositivos de gama media y baja.
“Aunque Apple es una marca muy deseable, el mercado español tiende a dispositivos de gama media y baja, que la norteamericana no tiene. Además, la tendencia a permanecer fiel a un ecosistema es cada vez mayor”, señala Lauren Guenveur, analista de Kantar. Según aprecia Guenveur, las ventas de smartphones en España se han estabilizado e incluso han experimentado una pequeña bajada. El 73% de los españoles ya tiene un teléfono inteligente, por lo que es muy difícil seguir creciendo. Todo lo que pueden hacer los fabricantes en estos momentos es competir para robar las ventas que ya tienen sus rivales mientras protegen las propias.
Pese a que las ventas de Apple son relativamente pequeñas si se comparan con las de Huawei, la buena aceptación del iPhone 6s (con una cuota 2,4%) y su amplio margen de beneficios permiten a la firma de la manzana obtener unos resultados económicos significativos en un país que casi solo parece entender de teléfonos Android baratos.
Como referencia, el smartphone más vendido en España durante 2016 fue el exitoso (y algo añejo) Huawei P8 Lite, que logró obtener una cuota del 6,2% de las ventas. Estas cifras contrastan con las observadas en países como Estados Unidos y el Reino Unido, donde el iPhone 6s fue el dispositivo más popular. Destaca también la buena acogida de la gama J de Samsung y la notable presencia de BQ, que se defiende con la familia Aquaris.