Samsung, por su parte, asegura que no se trata de un fallo de producción. "No es un problema de calidad y se puede ajustar desde el propio teléfono. Si el color sigue pareciendo ser rojizo, los clientes pueden cambiarlo [el teléfono] en el centro de servicio", ha señalado un portavoz de la compañía. Sin embargo, algunos usuarios aseguran que no han podido ajustar el color de sus pantallas.
Según una fuente consultada por The Korea Times, el fallo podría tener origen en el uso de un rojo especialmente intenso para evitar el tinte entre azulado y verdoso de los paneles Super AMOLED de la compañía. Sea como sea, todavía es pronto para conocer la dimensión real de este suceso, pero después de lo sucedido con el Galaxy Note 7 no sería de extrañar que esta vez Samsung actuara rápidamente para atajar el más pequeño imprevisto.
Samsung anticipa un arranque de año pletórico
El nuevo Galaxy S8 posee una importancia notable para las finanzas de Samsung, que en cualquier caso se muestran boyantes a pesar de las tribulaciones de la compañía. Incluso con su máximo responsable en el banquillo, sin un Galaxy Note en el mercado y con un Galaxy S7 en su madurez, Samsung anticipa que el primer trimestre de 2017 dejará los mayores beneficios en los últimos tres años cuando publique su informe financiero.
En total Samsung espera obtener unos beneficios operativos de aproximadamente 8.225 millones de euros, lo que supondría un incremento del 46,2% con respecto al año pasado. Gran parte de este dinero procedería de la venta de componentes para la industria electrónica como pantallas (de gran formato y para teléfonos móviles) y chips de memoria.